sábado, 9 de marzo de 2013

Cera

El jueves 7 pude sacarme dos espinitas que tenía clavadas en la planta del pie y mirarlas de cerca: la escena del segundo sueño de Samia con Mo Farah y la escena de "dar cera, pulir cera" de Samia y Eshetu Tura. La última vez que habíamos trabajado la escena del segundo sueño fue el día en que Anahí se lesionó.

Aplicamos acciones que habíamos "inventado" con Raquel: Samia chocando contra la espalda de Mo, frustrantemente; Samia y Mo avanzando tumbados, apoyando la cabeza sobre los codos... Samia y Mo estáticos... Ninguna me convencía, y el día en que Anahí se lesionó, aunque seguimos probando con Sara, decidí aparcarlo.

Al trabajar sobre la noción de competición, para buscar acciones y soluciones a escenas, el juego ha estado presente constantemente. Al fin y al cabo el deporte, y especialmente las Olimpiadas, el marco que abre y cierra la historia de Samia, es una competición, una guerra buena, "una guerra maravillosa de noventa minutos" como diría el cantante Jorge Ben. El segundo sueño de Samia con Mo es en el que se ve más claramente una carrera entre dos como tal. Pero no quería ilustrar el texto, sobre todo porque para ello haría falta un estadio de verdad, o recurrir al -demasiado- sencillo recurso de que Mo y Samia "corran" sin avanzar en el sitio. ¿Qué hacer? Pensando en esto de jugar y competir recordé el escondite inglés. La carrera en Londres es el escondite inglés. Y no están solos. Armando la escena entre todos, el jueves, decidimos que Dnoé era Jamaica y Sara, Alemania -bueno, cambiamos un par de veces, Japón, Estados Unidos, pero con Japón se nos fue la mano por la vía paródica de la reverencia-.  Nos costó bastante mezclar el juego y la carrera, la capacidad de Samia de salir y entrar en la carrera, decidir cuándo congelar, cuándo ser orgánicos, cuándo no. Un sueño tiene que tener un código interno tan riguroso, que hay que estar muy atento mientras te lo inventas, no vayas a cargártelo.

En la segunda mitad de la sesión, vimos la escena de Tura y Samia, la de "dar cera, pulir cera". Primero probamos la acción que sugiere el texto: sencillamente, imitar con dos esponjas la escena de Karate Kid. Juan Carlos y Elena estaban muy próximos físicamente. La escena se cargaba de intensidad, rozando el melodrama. Esto no es malo, porque en el siguiente encuentro de Samia y Tura efectivamente hay un guiño al drama amoroso, y Samia y Tura se convierten en un giro inesperado en una pareja peleándose.
Había estado pescando vídeos sobre entrenamiento de salto de vallas y había encontrado esos bonitos saltos sin vuelo.


Pusimos una hilera de sillas a modo de vallas. Ése es el "dar cera, pulir cera" de Samia y Tura: elevar la pierna y seguir con la otra. La hilera de vallas nos permitía una distancia entre los dos personajes muy apropiada, más clara para la relación maestro-alumna.

Para la interpretación de Elena, nos sirvió de mucho descubrir que Samia intenta obedecer a Tura, pero su exceso de energía le lleva a la impaciencia y a la frustración.

 Next day: cómo es el mar muerto, cómo se pesca allí...

María Folguera

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